Ya me voy de Córdoba. Me dejó más de lo que me urgió al comienzo. Se me ha ocurrido finalmente por qué se debe vivir del pres4ente, y es que de esta manera nunca descuidamos nuestro futuro. Vivir del presente también se ha hecho mi fe, se ha transformado en aquello que esa niña del futuro (por tan increíble que forma de vivir que lleva) me dijo desde el primer día que me conoció, "hay que dejarlo todo en Sus manos".
Conocí otra parte de mis amigas, que ahora son más amigas que viajantes casuales en mi vida. Amiga con todas las letras, porque ha llegado ese momento en donde uno se decide acerca de la experiencia que ha vivido y dice convencido (por más que a veces el futuro depare otra cosa): "nunca más en la vida habré de olvidar".
Se me ha hecho muy prometedor, porque con un poquito de esperanza en mi mismo parto solo a lo desconocido. Claro, solo físicamentem porque se me ha acabado esa soledad estúpida que alguien supo otorgarme alguna vez (nadie más que yo mismo).
Supongo que será la magia andaluza, tanto Córdoba, como Granada, o Sevilla han sido lugares exóticos, de fantasía y donde uno no tiene más remedio que sentirse bien consigo mismo. El corazón casi que se siente crecer.
Nimuy.
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