miércoles, 5 de mayo de 2010

Recuerdos hambrietos.


Muchas cosas se van con el viento y a uno le viene esas ganas de saltar y atraparlas fervorosamente... pero no se puede. Entonces nos sentimos impotentes... pensativos. Y ahí: dentro de nuestro laberinto mental, cuando menos lo esperamos el recuerdo ataca cual lobo hambriento con ganas de ser recordado.