domingo, 29 de noviembre de 2009

De Aristóteles hasta hoy.


"Pero hay que considerar qué es lo que constituye la educación y cuál es el sistema propio de educar. Actualmente hay diversidad de opiniones en cuanto a las realizaciones prácticas, pues no todos los pueblos están de acuerdo en las cosas que deben aprender los jóvenes, sea en orden a la virtud, sea en orden de una vida óptima, ni está en claro si sus estudios deben orientarse y reglamentarse preferentemente de cara al intelecto o de cara al carácter. Además surgen cuestiones confusas con ocasión de la educación que actualmente prevalece, y no es en absoluto evidente si los alumnos deben ejercitar cosas que son prácticamente útiles, o cosas que son moralmente edificantes, o cosas singulares y extraordinarias; todos estos puntos de vista, en efecto, han conseguido el apoyo de algunos jueces. No se ha acordado nada en lo que toca a los ejercicios que llevan a la virtud, y para comenzar, no todos los hombres honran las mismas virtudes, de manera que sostienen distintas opiniones respecto de la educación de la virtud".

Extraído de: "Filosofía de la educación hoy". Dykinson, 1991. Capítulo: "Aristóteles", por Ricardo Marín Ibáñez. Universidad Nacional de Educación a Distancia.

El debate educativo, mientras siga orientado por seres humanos, continuará en constante conflicto y desacuerdo.

3 comentarios:

Marmota dijo...

Es un tema muy complejo, ni que hablar, creo que eso se ve todos los días en los distintos niveles de la educación: ¿dónde tenemos que apoyar más? ¿de qué podemos prescindir un poco?

Frecuentemente se pasa por alto, en aras de la 'utilidad práctica', cosas que a lo mejor no son tan evidentes pero que no son menos importantes como la calidad humana de los estudiantes y el animarlos a buscar superarse por y para ellos mismos más allá de sólo "pasar exámenes y recibirse", y en definitiva a ser querer ser mejores personas.

Naturalmente eso se vuelve un lío cuando no podemos ponernos de acuerdo en qué entendemos por "mejores personas", y en este punto encuentro la excusa para estar de acuerdo con Aristóteles: el ser humano se mueve hacia la felicidad como fin último, y el Motor que lo mueve es la idea suprema del Bien, que no se identifica ni más ni menos que con Dios. Corro un poco el riesgo de pecar de relativista, pero más allá de los diferendos dogmáticos o de la índole que sean sobre qué valores impartir en la enseñanza, es indudable a mi entender que sí tienen que ser impartidos.

Nos equivocaremos más o menos como personas que somos, pero en tanto nos mueva la idea del bien tan mal encaminados digo yo que no vamos a andar y eso es lo importante. Dios nos dará el tirón de orejas cuando haga falta, para algo tenemos conciencia.

A la flauta, se me fue la mano con el comentario :P La entrada me dio bastante en que pensar.

¡Saludines!

nimuy dijo...

Bien... varias cosas para comentar... primero que nada nunca se pasa por alto esas preguntas... siempre hay un ideal detrás de la práctica educativa, cualquiera ella sea, y eso siempre responde a esas preguntas... son los niños los más capaces de responderte esas preguntas a la luz de su cruda verdad.

También creo que el fin último del ser humano es la felicidad y ese motor es Dios... Ahora... en tiempos hipermodernos la felicidad se licúa en las manos de muchos no sabiendo qué carajo es la felicidad... así, nos atrapamos en la rutina y ni siquiera tenemos tiempo de contestar a la pregunta más esencial del hombre: ¿qué soy?

Lo que quiero decir es que, por más de que haya desacuerdo en los valores que se deben transmitir la práctica educativa más importante es la vida!.. Y siempre siempre siempre siempre va a haber algún valor implícito.. aunque sea la contradicción o la confusión.

Espero que Tata sepa dar buenos tirones de orejas! :)

Besoo

Marmota dijo...

Bueno, pasa que para perseguir la felicidad primero tiene uno que estar vivo. La vida es indudablemente un valor inherente e inalienable y que debe ser transmitido como tal. Atentar contra la vida humana es atentar ipso facto contra la naturaleza humana, porque se corta deliberadamente ese movimiento tendiente a la felicidad - por supuesto que no critico la legítima defensa, y quiera Dios que nunca nos toque vivirlo, pero en tiempos como los que corren en que una vida pasa a ser una "opción" para la ortodoxia relativista creo que es pertinente dejar muy claro que la vida sí o sí tiene que ser transmitida como un valor (y a propósito de los valores y la enseñanza, nos están atacando con una contundencia tremenda por ese lado, cosa que no podemos permitir).

Yo le pediría prestadas las palabras prestadas a Sartre para contestar más o menos decentemente qué somos: "Somos lo que hagamos con lo que han hecho de nosotros"; y yendo un poco más lejos, recordar cuando por boca de uno de sus personajes declara con acierto que "No nos es lícito morir en vano" (el personaje lo dice precisamente a propósito de vivir para ayudar a otros en su misma situación precaria).

Ambos pensamientos me inspiran esa suerte de 'obligación' de vivir, no importa si no podemos contestar con la certeza que quisiéramos a las preguntas de la vida, pero sí sabiendo que lo entendamos o no algo tenemos que hacer con eso que se nos ha dado. Y por supuesto, no dejar de animar al resto a que hagan lo mismo.