jueves, 1 de abril de 2010

Sostener con fuerza


Poco después de haber reflexionado sobre el pecado estructural, decidí ir a caminar por lugares de la playa que aún no había recorrido. Traté de bajar por una escalera, pero al estar casi destruída tuve que rodearla, y difícilmente hubiera llegado a la playa si no hubiera saltado.

No tuve que caminar mucho cuando me topé con una madre y sus dos hijas, que jugaban en el agua. La madre y la hija más grande estaban tomando por las extremidades a la hija menor, y lo que parecía un juego peligroso, se convirtió en una diversión inmensa para la niña más chica. Algo que nos demuestra que Tata Dios no nos pide grandes cosas para combatir el pecado, sólo sostener con fuerza a aquel que más nos necesita.