
El cuento dice que existía un monstruo en el armario. Un monstruo que me asustaba cuando niño. Cada día me tapaba con cada pieza de la cama, sábanas, frasadas, más frasadas y un acolchado que aún hoy conservo. ¡Qué miedo! No había noche que deseara dejar la luz prendida.
Un día, después de algunos años de esconderme -y todos tenemos nuestro propio tiempo- me decidí a perder mis ojos miedosos.
-¡Sal de ahí mosntruo!- Grité casi con mi corazón estallando.
Un monstruo enorme abrió la puerta. ¿Pueden creerlo? Salió, y para mi sorpresa, abrió sus enormes ojos y se le llenaron de lágrimas. Hmm?! ¿Un monstruo llorando?
Mi mirada cambió, ya sentía compasión por aquel monstruo que me había aterrorizado tantos años.
- ¡Tengo un monstruo en mi armario! - Dijo soltando la gota.
Así fue que invité a mi monstruo a que se hiciera mi amigo, a que durmiera junto a mi y se tapara con todo lo que encontrara, buscando su tiempo, para enfrentar a su monstruo.
Pancracio todavía vive por aquí por si lo quieren venir a visitar. Es muy tímido, pero no tanto como el monstruo del rincón (no?).
¿No todos tenemos nuestros monstruos? ¿No todos nos hicimos amigos de algún monstruo alguna vez?
Nimuy
Recomiendo leer: "Una pesadilla en el armario" de Marcer Mayer.